No temas a la tormenta, cuando grita enfadada,
pues, aunque sus rayos y su granizo destruyan tu calma,
también trae con ella la frescura del agua clara.
De eso va la vida, de tormentas y escampadas.
Y has de saber que, cuando el cielo parece que se desata,
si lees, meditas y descansas, no importará cuanto dure, te cogerá preparada.
No temas a la tormenta cuando amenaza,
pues, cuanto mayor es su furia, mejor es el aroma que deja cuando amaina.
Luisa R. Bueno