Sábado trece de abril, día difícil de olvidar. Día plagado de nervios y agradecimiento, era la primera presentación de mi novela «Pinceladas de Nosotros» y me enfrenté a aquel día con entusiasmo y con miedo. ¿Y si no viene nadie?, ¿y si me quedo muda de repente?, ¿y si, por el contrario, hablo tanto que los mato de aburrimiento?
Pero no, mis miedos se pasaron en cuanto empecé a ver caras que me sonreían tranquilizadoras, como si supieran que necesitaba ese ánimo que da verte entre gente amable que ha aparcado por un momento sus asuntos y te dice con los ojos: «Estoy aquí, no temas».
De pronto todo cobró sentido, me felicitaban, se interesaban por mí y mi novela y yo comencé a sentirme en «campo amigo». ¡MIL GRACIAS!, o dos mil, o todas las que mi corazón sea capaz de daros. Gracias a vosotros ese día será inolvidable para mí, pues, aunque sé que el camino es difícil, el sábado trece de abril será para siempre la fecha de «Mi Dulce Empezar».
Luisa Ruiz Bueno