CIERTO FUTURO INCIERTO

 

 

Nunca pensé que el futuro fuera esto. Si, ya sé que nos venían avisando hace tiempo, pero, ciertamente, nadie prestó demasiada atención a esas voces, ahogadas, silenciadas, entre el murmullo distraído, egoísta y cómodo de todos.

Y, además, ¿cómo íbamos a creerles? Los mismos que abanderaban la lucha por el planeta, los mismos que se rajaban las vestiduras, delante de los micrófonos y cámaras, luego se montaban en sus aviones privados, en sus coches de gran cilindrada y volvían a su vida, la de verdad, la de lujos contaminantes sin límites. A esas vidas de consumo compulsivo, de residuos eternamente intactos sobre la superficie de mares y campos.

Yo siempre fui una gran aficionada a las películas de catástrofes, a las novelas futuristas llenas de plagas y zombis…Pero al final el protagonista siempre se salva. Al final nada cambia, porque cierras la última página y vuelves a la calle con tu botella de plástico, tu ropa de licra y el humo de tu coche adornando el aire.

Y vacilas de tu casa nueva, ésa hecha con productos contaminantes, y programas tu próximo viaje sin valorar el coste ecológico, y consumes sin necesidad y sin miedo.

Nada es suficiente, ni siquiera cuando el azul del cielo empiezas a verlo entre humos grises que se te agarran a la garganta dejándotela tan áspera como un madero viejo.

Pero la Tierra se quejó un día. Lo hizo poco a poco, en eso fue mejor que nosotros. Lloró lluvias que inundaron todo, desbordó ríos que embarraron lo que un día fue verde y claro. Nos avisó que sufría, nos avisó de que la estábamos matando…Y nosotros no escuchamos nada y seguimos a lo nuestro.

Perdimos cosechas, paisajes hermosos se tornaron en espacios yermos. Muchos lo perdieron todo, incluso lo más doloroso, los recuerdos. Se mezclaron con el barro y se perdieron. Se borraron las caras de las fotos, se perdió todo lo ganado y se marchó con las aguas del río. Aquellas personas tristes, con ojeras, desesperadas…Miraban tras las cámaras de las noticias pidiendo ayuda, sin entender por qué les había ocurrido eso. Pero nosotros, sentados a la mesa, con la comida caliente en el plato, teníamos la herramienta más sencilla para acabar con aquella imagen: Hacer zapping.

Y no hicimos nada a pesar de saber que era la Tierra quién pedía auxilio.

Llegó el día en que nuestro maltrecho planeta ya no dejó de quejarse. Se cansó de tragar mierda, esa que le echábamos nosotros. Nos vomitó todo el veneno que le estaba matando. Escupió sobre nosotros lo que hacía años se había tragado…No puedo culparle. Era en legítima defensa, solo trataba de curarse.

Terremotos, maremotos, huracanes, inundaciones y sequía. Nada consiguió que apartáramos la vista de nuestro propio ombligo.

Animales extintos; plagas de insectos; árboles secos; calor en invierno; granizo y hielo en pleno verano. Seguimos protestando de la mala suerte , como si nada de eso fuese con ninguno de nosotros.

Después llegó el deshielo. Tantos años viendo resquebrajarse los polos, tantos años escuchando avisos, y nosotros seguimos envolviendo nuestro temor entre plásticos.

Subieron los mares, bajaron de golpe las temperaturas y llegaron los hielos. Murieron millones de personas, otros pudimos cobijarnos a tiempo. Y, mientras caemos, lentamente, uno tras otro, aún pensamos que, quizá, todavía haya remedio.

Ahora a mi alrededor solo se oye el silencio. Somos solo unos pocos los que aguantamos, aún vivos, junto al fuego. Fuera quedaron animales, bosques y flores atrapados en el hielo. Murieron de golpe, de un soplo de inmenso frío.

No pensaba que el futuro fuera esto. Pensaba que habría coches voladores, robots inteligentes y viajes en el tiempo. ¡Demasiadas pelis futuristas! ahora lo veo. Sin embargo, mientras el frío retuerce mi cuerpo, aún creo que, al llegar a mi última página, vendrá alguien que nos salve a tiempo. Ya veis, ¡no tenemos remedio!

El fuego se está apagando, el frío cada vez es más intenso. Hemos terminado con todo lo que podía quemarse y, definitivamente, nadie viene a salvarnos.

Paro mis pensamientos con el último chisporroteo del fuego y en mi mente se queda congelada solo una frase: ¡Pues vaya putada de futuro!

 

Luisa Ruiz Bueno

 

 

 

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Un pensamiento en “CIERTO FUTURO INCIERTO

  1. Pues sí, aparte de que ha encantado, es una grandísima realidad. Una gran hipocresía en la que vivimos y muy bien descrita por tu parte. Enhorabuena

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