Me refugié en el rincón de pensar
cuando fui a buscarte y no había nadie,
rebusqué en cada rincón de mi hogar
cuando llegó el silencio y el ruido
se quedó en la calle.
Y ya no estabas allí,
¡ya no podía abrazarte!
Ya no acariciabas mi pelo,
ni yo podía besarte.
Me refugié en el rincón de pensar
para lograr encontrarte
¡y, simplemente estabas allí
en mi infancia, en mi todo y en mi siempre!
Alargando tus manos hacia mí,
recordándome cuánto me quieres.
No debí dejarte ir,
¡debí agarrarte mucho más fuerte!
Nunca debí dejar que la muerte
me arrebatase a mi madre.
Y, ahora que no estás,
ahora que salgo a buscarte,
me refugio en el rincón de pensar
y soy feliz con pensarte.
Luisa R.Bueno
ME A ENCANTADO LO DE LA MADRE, TANTO QUE SE ME HAN PUESTO LOS BELLOS COMO ESCARPIAS.ME HAS ECHO LLENAR LOS OJOS DE LAGRIMAS. MI MADRE VIVE, ES MAYOR Y ESTA MUY ENFERMA. PERO TENGO LA SUERTE DE TENERLA.